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30 de marzo 2016

Mariano Feuer

LA PROMOCIÓN DE LA MEMORIA

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Irreversible

2014 no debería haber sido un año destinado a la euforia en el kirchnerismo. Sánguche entre dos derrotas (la propia en el 2013 y la que se avecinaba al no tener candidato propio en 2015). No era un año para la euforia. Y sin embargo lo fue. Estuvo lleno de frases rimbombantes y actos-patios endogámicos. El mayor acto-patio, sin embargo no fue en La Rosada sino en otro templo, el Diego Armando Maradona, casa de Argentinos Juniors y lugar elegido para el primer discurso de Máximo Kirchner. Fueron más de 50.000 militantes que llenaron la cancha bajo una sola consigna: IRREVERSIBLE.

En la larga serie de errores de comunicación camporistas, “irreversible” fue una perla interesante. Es un término que se encuentra atado a una película terrible en donde, entre otras cosas se ve una violación completa en tiempo real, pero más allá de eso, la idea de que algo en política no se pueda revertir, suena disparatada.

La Cámpora y sus cercanías forman parte del vilipendiado y nunca bien delimitado progresismo argentino. Aunque muchos de sus miembros solían reírse de “lo progre” sus integrantes beben una y otra vez el agua del lago progresista para recargar energía. Comparten este lugar con la apagada centroizquierda, la fede 2.0 de Nuevo Encuentro, cierto voto desencantado, e independientes con Necesidades Revolucionarias Insatisfechas.

Todos ellos y algunos más formamos parte de ese corpus que hizo estallar la Plaza a 40 años del golpe. Ninguno en sus más profundas pesadillas, soñó con que el proceso político se de vuelta tan rápido y de una manera tan contundente que, nos deje buscando el norte (o el sur) en busca de respuestas.

Cambiemos no sólo ganó el campeonato sino que va primero en la tabla mandando al kirchnerismo a jugar la promoción con los troskos

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El promedio

Es difícil aceptar cuando los vientos cambian. En política (y más aun en comunicación política) los cambios no se ven en el momento, sino que van dándose a lo largo de un periodo más largo que el que nuestras ansiedades soportan y más corto que el que la historia clasifica. Solemos buscar hitos para explicarlos (17 de octubre, guerra de Malvinas, 20 de diciembre) pero son parte de un proceso más integral. Si fuese futbol, diríamos que la construcción de consensos políticos y sociales son como el promedio: no te vas al descenso si te va mal en un torneo, pero acumular puntos es la única manera de evitar perder la categoría luego de 3 campeonatos. O elecciones.

“Nos tienen miedo”

Dentro de este esquema, el menemismo fue consenso hasta el 2001 pese a perder los campeonatos del 97 y 99. Todo el gobierno delaruista se apoyó en la idea del “Cambio justo”, intentando mantener los esenciales del menemismo “porque la gente lo quiere”. Dentro de la marea social se venía gestando el cambio a pasos agigantados, pero como se sabe, desde adentro no se ve. Muchos dirigentes y militantes kirchneristas están en el mismo proceso hoy, creyendo que el nuevo gobierno está preocupado por el “ganar las calles” y que está dando una batalla desesperada por mantener el estado de gracia que posee desde que fue electo. Lamento verlo de otra manera. Cambiemos no sólo ganó el campeonato sino que va primero en la tabla de promedios, mandando al kirchnerismo a jugar la promoción con los troskos.

Los dos moños 

Me tocó nacer en el 74, a días de la muerte de Perón. El primer presidente que recuerdo fue Videla y aun evoco cuando, al caer Viola le pregunté a mamá por qué no cumplió los cuatro años como Jorge Rafael. Mi mente infantil buscaba una lógica sin importarle el “de facto” ya que no conocía otra cosa. La llegada de la democracia me agarró con 9 años siendo uno de los dos del grado con padres votando a Luder frente a una marea de alfonsinistas. Y en ese mar, como todos los chicos me ahogué de sentido. Es curioso escuchar a algunos radicales hablar del “relato K” cuando el alfonsinismo fue una máquina de reinventar la historia argentina. No los culpo, claro. Recibieron un país dividido entre peronistas y militares e intentaron refundar mirando hacia adelante con guiños al pasado photoshopeado.

Con casi 10 años, todos los chicos estábamos interesados en los Derechos Humanos. Todos los chicos, en todos lados. En mi caso era más intensivo si se quiere, el Director de mi progrescuela, Luis Parrilla formaba parte de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y varios hijos de desaparecidos eran mis compañeros. Imposible no apasionarse y querer saber todo lo que andaba dando vuelta por ahí.

La Historia Oficial, Los chicos de la guerra, Yo fui testigo, La noche de los lápices, las canciones de Víctor Heredia, los diarios del Juicio a las Juntas… todo era maravilloso para mí. Y con todo este universo maniqueísta fui creciendo, sin olvidarme del buque insignia del alfonsinismo esmeralda: La República Perdida. Esta joya del “relato A” merece una nota aparte. Nunca volvió a hacerse una manipulación tan exitosa ni tan bien resuelta. Pasaron muchos años para que pueda verle los hilos. Tanto estas dos películas como todo lo mencionado antes iba para un sólo relato: la teoría de los dos demonios.

Los de moño morado

Mucho se habló y mucho se está volviendo a hablar de la “teoría de los dos demonios”. ¿Pero sabemos de lo que se habla? Definición de cajón:

Se llama teoría de los dos demonios a la concepciónn según la cual los actos de violencia y terrorismo perpetrados por las Fuerzas Armadas durante el Terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 son de algún modo equiparables con los actos de violencia de las organizaciones guerrilleras, como Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo, tanto durante gobiernos democráticamente electos (1973-1976) como durante la propia dictadura cívico-militar (1976-1983).

Alfonsinistas de antaño dirán que no hablaban de equiparables, sino de consecuencia: un demonio atacó (guerrilla) y otro demonio (militares) hizo lo peor posible, saliendo de la institucionalidad y atacando a la sociedad. Discutir si son o no equiparables (que está claro que no lo son, pues el Estado debe tener herramientas para corregir sin pervertirse) no es el único corolario polémico. El principal objetivo del relato alfonsinista fue fugar hacia adelante, haciéndonos creer que un país esencialmente bueno y amante de la paz fue “copado” por dos bandos externos, de pibes delirantes y sin amor por la vida por un lado, y militares perros asesinos malos, muy malos. ¿Y saben qué? Los militares, los pibes, los pone bombas, los torturadores, los cárcel del pueblo y los campos de concentración eran inequívocamente argentinos, tan argentinos como el relato A o K. Da igual.

Si la JP en los 70 decía “Somos la muerte, somos el terror¨ la Franja Morada y la JR en los 80 decían “Somos la vida, somos la paz

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Fue Osvaldo Soriano, quien más, el que lo representó de manera genial en su libro “No habrá más penas ni olvido”. Una sociedad representada por esos vecinos inocentes que ven matarse a todos los peronistas y militares desde la ventana. Esta visión era altamente eficaz para el radicalismo, en busca de un tercer movimiento histórico. Si la JP en los 70 era “Somos la muerte, somos el terror¨ la Franja Morada y la JR en los ochenta decían “Somos la vida, somos la paz”. Captando así a una gran parte de la sociedad dispuesta a dejar atrás la violencia política.

Ángeles caídos

 Claro que no alcanzaba con diferenciar esta juventud radical llena de vida y amor, amante de Virus, Soda y Los Twist del “somos la rabia” montonero. También era necesario quitarles las banderas y los caídos. Gracias a un elaborado relato en donde “La Noche de los Lápices” se destaca como ariete, los desaparecidos dejaron de ser guerrilleros o militantes políticos para pasar a ser “estudiantes inocentes” que pedían por un boleto estudiantil. Todos aquellos que hicimos la secundaria en los 80tas sabemos bien lo que significó. Sentíamos una empatía enorme con Claudia Falcone, Pablo Díaz, Horacio Úngaro y demás. Sin embargo la película insistía con el carácter inocente de “los chicos”. Y claramente eran inocentes ya que no merecían secuestros, torturas y asesinatos, sin embargo el carácter militante dentro de organizaciones fue removido ex profeso. Los desaparecidos fueron tratados como víctimas y no como militantes dentro de una lógica histórica.

Sin Corbata

¿Por qué revivir tanto lo que pasó en los 80tas? Por una simple razón: la visión de los DDHH del gobierno de Cambiemos no es heredera de la tradición PRO, ni de antecesores como la UCeDe o Menemismo; la visión de este nuevo gobierno es heredera del ala radical del gobierno. Lopérfido, Lombardi e incluso los dirigentes de las secretarías de DDHH son hijos de esa impronta, los morados que crecieron y ocupan esos lugares. El PRO no propone volver a la lógica menemista, sino a la alfonsinista. No reivindica a Massera y Astiz, no propone “memoria completa” sino que completa la memoria con los fluidos generados por ese refundar democrático.

La generación de consensos sociales es dinámica, contradictoria y compleja

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Otro de los aspectos que debe repensar el progresismo es evitar lo que en el fútbol se denomina racinguización o “ser hincha de la hinchada”. Ese flagelo en donde no se festejan victorias, sino el “aguante” y la capacidad de convocatoria en las malas. Mientras el equipo de gobierno siga ganando partidos y el movimiento sea convertido en testimonial (el término que utilizan es cruel y genial a la vez, “lloraplazas”) se tiende a festejar la convocatoria sobre el resultado. El 24/3 tuvo mucho de eso, compañeros que esgrimían el número (impresionante, por cierto) en las calles como lo único importante y convencidos de que las notas periodísticas posteriores como la de Leuco están basadas en salir a responder la manifestación cuando no les importa en lo más mínimo lo que pasa en la calle. La pelea no es cara a cara, sino entre pantallas y racionalizada por el presupuesto. Avruj ya avisó en la Ex ESMA: “No hay presupuesto para nada que no sea sueldos” y los organismos probablemente responderán a la provocación poniendo el cuerpo.

Nuevos planteos generan nuevos desafíos. La generación de consensos sociales es dinámica, contradictoria y compleja. No se puede jugar el resto del campeonato hasta el 2017 con los mismos esquemas ni los mismos jugadores que vienen perdiendo partido tras partido. Es importante comprender esta diferencia. Ya que si se le responde al armado gubernamental con un remanido “Macri basura, vos sos la dictadura” no sólo se está devolviendo un golpe a donde no hay nadie, sino que se deja a todo lo que hemos avanzado conceptualmente en caída constante, cada vez más cerca de ese temido descenso directo que no nos permita siquiera, la promoción de la memoria.

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Comentarios

  1. Matias Reggiardo

    el 30/03/2016

    Te Felicito Mariano por tu excelente columna de reflexión, adonde te mostrás a vos mismo en un relato eminentemente personal y lleno de experiencias de vida. Divertido eso de la futbolización y desarrollas varias ideas diferentes no siempre del todo relacionadas pero con buena dinámica. Quizás hay tantos temas en danza que daba para varias columnas distintas. La verdad no conocía esta faceta tuya y se disfrutó, te permite otro nivel expresivo que los 140 caracteres.

  2. nora

    el 06/04/2016

    excelente!

  3. Lisasuddy

    el 30/05/2020

    toradol 40

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