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23 de mayo 2019

Hernán Vanoli

“LLEGÓ EL MOMENTO DE REFUNDAR EL PROGRESISMO”

Tiempo de lectura: 11 minutos

La esperanza blanca del progresismo verde

Un texto reciente donde Jaime Durán Barba repite su empirismo abstracto para incautos mezclado con predicciones dignas de un Nostradamus tropical parece confirmar la sospecha de que, hasta el momento, la confusión dentro de Cambiemos es total. Parecen apostar otra vez por el famoso “metro y medio”, una percudida “antipolítica” que, paradójicamente, los tiene como responsables principales del desastre económico cuando se sabe que en Argentina todo precio es político. Pero mientras Rodríguez Larreta, incómodo, se pone el traje de Pastor Jiménez y con la cara de hormigón que le dan sus pasos a nivel y sus columnas grises apuntadas al cielo pide masoquistas del entusiasmo en Instagram, el panorama en la ciudad de Buenos Aires se muestra brumoso.

La tibieza, en Buenos Aires, parece haber anticipado la térmica que Cristina intenta imprimirle a la elección nacional. Pero si una resulta saludable y alentadora, la otra tiene un lado preocupante. Buenos Aires, la ciudad progresista, la reina del Plata y de América Latina, la que refritó los sueños zapatistas de 2001, la colmena de los pañuelos verdes y el huevo de la serpiente neoliberal, la que Néstor le entregó a Mauricio y Mauricio le entregó a Horacio mientras ambos esperaban las inversiones. Buenos Aires, el laboratorio que no funciona para un país sin dólares, la distopía macrista no exportable más allá de la General Paz. La ciudad de un Intendente que como Palmer Eldritch, el personaje de Philip K. Dick, puede estar en mil esquinas al mismo tiempo y tomarse dos mil litros de café con ese otro Frankenstein llamado “vecinos”. Buenos Aires viceversa. Del faro que iluminaba la patria macrista hasta la cenicienta de una corpo política ovillada. ¿Hacia dónde vas?

Es en este contexto que Matías Lammens suena cada vez más como la gran esperanza blanca del progresismo verde. Es un runrun que empezó hace más de cuatro años, que incluso se mide en algunas encuestas y que la clase política no deja de observar. Ni lerdo ni perezoso, Lammens se reúne con todos, escucha, pregunta y vuelve a preguntar. Pero no le gusta tanto que le pregunten.

¿Qué opinás de la fórmula Fernández – Fernández?

Uh, creí que me ibas a preguntar primero si soy candidato a Jefe de Gobierno. Mirá, yo elijo leer a esa fórmula como el inicio de un nuevo escenario, un cambio muy interesante en la cultura política que a mí me resulta natural porque yo nunca compré el negocio de la grieta, y creo que tener convicciones no es lo mismo que ser dogmático. Todo el mundo dice que Alberto Fernández es un tipo que siempre se caracterizó por ser flexible, por incorporar la voz de los otros, pero también por no callarse lo que pensaba. Eso es una buena noticia.

¿Vos tenías dudas?

La verdad que sí. Los círculos de intensidad política, de los que yo me trato de mantener a una distancia saludable pero igual escucho, decían que el camino era profundizar la polarización. Por suerte pareciera que se va a poder evitar ese escenario que ponía en riesgo la gobernabilidad en Argentina.

¿Por qué no dijiste todavía si vas a ser candidato? ¿Tenés miedo?

Bueno, ahí llegó la pregunta. Miedo nunca tuve. Estoy convencido de que soy una persona idónea para hacerlo y además tengo un equipo espectacular, investigadores e investigadoras del Conicet, gente con experiencia de gestión, que conoce el estado y los diferentes temas de la ciudad. La gente que me acompaña es gente que sueña con que Buenos Aires se despierte un poco y no se resigne al cemento y el marketing. Eso en el plano personal. En el plano político creo que llegó el momento de refundar el progresismo en una clave moderna, podemos ser republicanos sin olvidarnos de lo popular. Mi objetivo es construir en ese sentido, porque esta es la única forma de ganarle a la derecha en la Ciudad. Me niego a creer que esta ciudad es de derecha, en todo caso habrá que ver porqué los partidos de la oposición y tradicionalmente progresistas hace diez años que no son competitivos. Te decía igual que miedo no tengo, pero soy precavido. A la vieja política no le cae bien que una persona de la sociedad civil se quiera meter a disputar espacios y a ofrecer alternativas. En especial cuando planteamos que hace falta una profunda renovación.

Los círculos de intensidad política decían que el camino era profundizar la polarización. Por suerte pareciera que se va a poder evitar ese escenario

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¿Pero sos candidato o no?

Yo no te puedo decir ahora que soy candidato porque candidato seré en todo caso el 22 de junio. Tenemos ya todos los requisitos, pero este sábado por ejemplo cambió el escenario y esto puede volver a cambiar y a mí nadie me corre. Veo todos los días lo dramática que es la situación. Entonces empezar a hacer campaña ahora me parece una falta de respeto, en especial a los porteños y las porteñas que laburan y la pelean todos los días y ven que los políticos están ya hace casi un año especulando y hablando sin decir nada. Y si me declaro candidato estoy en campaña. Prefiero seguir trabajando en mi proyecto, no te olvides que soy presidente de San Lorenzo, tengo un compromiso con los socios que honro todos los días porque a las instituciones hay que respetarlas, por lo que entraré en campaña cuando lo marque la Ley.

Se te vinculó al Lavagnismo. ¿Cuánto hubo de cierto en eso?

A Lavagna lo conocí en una cena en mi casa que organizó el Gobernador Lifschitz, con quien tengo una amistad y un concepto buenísimo de todo lo que hizo en salud y en educación en su provincia. Lavagna tuvo un rol clave en la salida de la crisis del 2001 y desde ese lugar quizás podría hacer un aporte muy importante en la salida de esta crisis. Su rol lo tendrá que definir él y la sociedad en las elecciones.

¿Vas a ir con boleta corta entonces?

Yo tengo un espacio, tengo un equipo, tengo muchísima gente que comparte mi visión, y tengo ganas de competir en la Ciudad de Buenos Aires. No tengo una obsesión enfermiza de poder como otros sectores y tampoco tengo odio. No tengo el presupuesto de la ciudad más rica del país para mi campaña. Pero sí tengo voluntad de dialogar con todas y todos los que quieran cerrar el capítulo del neoliberalismo para que Buenos Aires vuelva a ser progresista porque creo que en doce años el macrismo ya hizo todo lo que podía hacer y lo que no hizo fue porque no quiso o no pudo. Si el camino es la boleta corta no lo sé, lo que yo creo es que la construcción de una propuesta progresista en la ciudad no puede postergarse por las diferencias que puedan existir sobre el escenario nacional. Hay que animarse a romper los prejuicios, con tranquilidad y humildad. Tenemos una oportunidad única de ganarles.

tengo un compromiso con los socios que honro todos los días porque a las instituciones hay que respetarlas, por lo que entraré en campaña cuando lo marque la Ley

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¿Te referenciás con algún político?

Yo siempre admiré la autenticidad de Pepe Mujica, la sencillez y el coraje de Manuela Carmena en Madrid, y miro con mucha admiración la potencia de Alexandria Ocasio Cortez en Estados Unidos. Pero además de eso estoy convencido de que la gestión tiene que ser uno de los pilares de la política en serio, porque no hay que dejar a la gestión en manos del neoliberalismo. Después, siempre me referencié un poco más en los movimientos de la sociedad civil, porque mi foco siempre estuvo puesto en las personas y en las ganas de progresar que nos identifican a los argentinos.

¿Y Tinelli? ¿Sos su caballo de Troya en la ciudad?

(Risas) Eso es una pavada. En serio, con Marcelo tengo una excelente relación, soy amigo suyo. Agarramos San Lorenzo en la lona y trabajando juntos lo convertimos en un club para la gente, que se opone al modelo de sociedades anónimas e integra a la comunidad. Aunque justo ahora las cosas en el fútbol no salgan como queremos ganamos la Libertadores pero igual de importante es que saneamos la economía, conseguimos la vuelta histórica a Boedo que incluye la compra de tierras, estimulamos los deportes amateurs. Pero San Lorenzo es una cosa y la política es otra.

tengo voluntad de dialogar con todas y todos los que quieran cerrar el capítulo del neoliberalismo para que Buenos Aires vuelva a ser progresista porque creo que en doce años el macrismo ya hizo todo lo que podía hacer y lo que no hizo fue porque no quiso o no pudo

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¿Sos conciente de que pocas personas te conocen?

Bueno, qué sé yo. La política es concepto, no ciencia y menos encuestas. Si pensamos en los números de Néstor en 2003 vemos que, a veces, dos más dos no son cuatro. Si no soy candidato todavía es lógico que no me conozcan tanto. Hoy en día creo que a las encuestas no hay que darles demasiada importancia. Trabaja mucho más el boca en boca. Creo que en eso es lo único en lo que Durán Barba tiene razón: la gente es independiente, más desprejuiciada de lo que a veces esperamos, y una encuesta se da vuelta en quince días.

¿No creés que Larreta es el mejor de ellos?

Es que no se trata de mejores o de peores. Larreta tiene capacidad de gestión pero parte de un diagnóstico y de una lectura sobre la sociedad que yo no comparto, que son de derecha, y que mostraron todo su potencial nocivo cuando los aplicaron en la nación. Entonces vos podés ser una máquina de construir, podés tener aciertos, pero a la larga, si no comprendes los problemas de la gente, podés perjudicarla. Cambiemos hizo eso. Y en ciudad la educación pública está mal, no se registra ni valora su efecto igualador, no hubo políticas anticíclicas para ponerle el hombro a la crisis, la zona sur está súper postergada, el negocio inmobiliario es monstruoso, nunca se puede llegar a ningún lado, se viaja mal, hay una angustia importante con cosas tan básicas como llegar a fin de mes, nadie puede proyectar nada y nadie habla de trabajo. En los últimos tres años en la Ciudad se duplicó la cantidad de indigentes, la desigualdad no para de crecer. La palabra trabajo es la gran ausente del gobierno de Larreta. ¿Qué proyecto de desarrollo tiene el oficialismo? ¿Construir torres? Para mí el trabajo, y en especial el trabajo de los jóvenes, es una obsesión. Será porque laburo desde los 17 años y nunca viví de la política.

Si no soy candidato todavía es lógico que no me conozcan tanto. Hoy en día creo que a las encuestas no hay que darles demasiada importancia. Trabaja mucho más el boca en boca

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Igual no se te ve como un héroe de la clase obrera…

Bueno, vos me ves acá en una oficina pero yo empecé a trabajar de fletero apenas terminé el secundario, fui kiosquero, mirá que la remé como un montón de personas que la reman todos los días. Mi vieja es una inmigrante española que vino acá sin nada, igual que mi viejo que se vino de Santa Fe a probar suerte en la ciudad. Fui a la escuela pública, fui a la UBA, y por eso para mi la educación es la piedra basal de todo. Hoy soy el presidente de San Lorenzo, tengo una distribuidora de vinos… Pero todo lo hice laburando, con mucho esfuerzo. Yo no heredé nada eh…

Si Larreta es de derecha, ¿vos sos de izquierda? Se dice que te gusta Fidel Castro.

Si ser de izquierda significa tener sensibilidad social y querer que a los que trabajan les vaya mejor que a los que especulan, entonces seré de izquierda. Ahora si ser de izquierda es ser dogmático o odiar al que le va bien o estar en contra de las libertades, ahí me perdiste. Por eso digo que hay que refundar el progresismo a la altura de los desafíos de hoy. Lo de Fidel Castro viene por el lado de que de chico lo tenía como un ícono, como una figura histórica del siglo XX.

¿Y qué ganaría la ciudad si te eligiera?

Ganaría en primer lugar sensibilidad, en segundo lugar honestidad y en tercer lugar futuro, una mirada fresca y desprejuiciada sobre una ciudad donde la potencia es enorme pero la política tiene una visión siempre a corto plazo, y muchas veces hipócrita. ¿Te pusiste a pensar en lo que cambió la sociedad en los últimos diez años? Cada vez hay más pobres, más precariedad, menos trabajo, más contaminación. Todo eso también es Cambiemos, ya son lo viejo. Se puede gestionar con sensibilidad, siendo eficientes y transparentes, y vamos a demostrarlo.

¿Y Lousteau? ¿Sos un Lousteau sin fiebre amarilla?

Tengo una buena relación con Lousteau, es un tipo inteligente y preparado, lo que no me queda claro es a qué sectores él quiere representar.

¿Pero hubieras sido embajador del macrismo en Estados Unidos?

Me han ofrecido ocupar espacios de gobierno con Cambiemos y siempre dije que no. Si me meto en política es para hacer otra cosa muy distinta. 

Si ser de izquierda significa tener sensibilidad social y querer que a los que trabajan les vaya mejor que a los que especulan, entonces seré de izquierda

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¿Qué significa ser progresista para vos? ¿Sos un progresista blanco?

Para mí ser progresista es justamente trabajar para que el progreso sea colectivo. El progresismo tiene una historia, claro, hay progresismos de varios colores. Creo que mi aporte viene por sumar convicciones que tienen que ver con el mundo de hoy, y por eso hablé de una refundación. Hay prioridades. El trabajo es una prioridad. La honestidad es una prioridad. Tener una política social profunda en contextos de crisis es no sólo una prioridad sino que también una obligación. Que la gente no sufra es una prioridad. Poner en valor a nuestros científicos y científicas es prioridad. Que haya vacantes en los jardines es una prioridad. Pero también es una prioridad apostar por modos de vida más sustentables, menos rapaces, por supuesto que con conflictos, pero también apostando por un potenciamiento de la sociedad y del estado que a Cambiemos no le interesa. Unir sustentabilidad, innovación, empatía, cuidado, ampliar la agenda.

El progresismo nunca se llevó muy bien con el Papa Francisco. ¿Vos cómo lo ves?

En eso no coincido. Yo estoy a favor de la ley del aborto, me parece una cuestión de salud pública y sentí vergüenza cuando vi el debate en el congreso y tristeza cuando no se aprobó. También quiero vivir en una sociedad donde nadie se atreva a agredir o discriminar a alguien por su orientación sexual o identidad autopercibida. Y soy progresista pero también valoro el trabajo social que hace la Iglesia y reconozco la importancia mundial del Papa. En San Lorenzo trabajamos hace años con el Padre Gustavo Carrara y los curas villeros de la 1-11-14, gente fuera de serie. 

¿Dirías que sos feminista?

El feminismo me parece la novedad más interesante de la política. Es el nuevo rostro de la justicia social. Yo estoy recalculando, como debemos estar todos los varones. Me encanta y me da una sana envidia ver a las mujeres que salen a la calle, que se plantan y organizan para luchar por sus derechos. Cada vez que por la calle veo una chica con el pañuelo verde me toca. Dolores Fonzi y su lucha con las actrices argentinas me emocionan. Cuando veo gente con sensibilidad y convicciones, me identifico. Cuando veo a las mujeres organizarse para cambiar la forma en la que vivimos en sociedad, con alegría, con firmeza pero también con paciencia, me siento interpelado.

¿Pero al final del día qué te diferencia del viejo progresismo blanco, liberal, culturoso, superficial?

Uh… qué difícil. El progresismo que a mi me gusta es bien pragmático. La sociedad civil es muy compleja. La violencia y la desigualdad son un efecto global de un mundo cada vez menos humano, más mercantilizado. Y por eso el Estado es una herramienta imprescindible y tenemos que hacerlo cada día mejor y más contemporáneo. Tenemos que jugarnos para refundar el Estado, sus estructuras, su cercanía con la gente, sus objetivos humanos. Sin empatía no hay Estado. Y fijate que el marketing es lo contrario a la empatía. El marketing adorna, mide, vende. La empatía escucha y transforma. Esa es una diferencia fundamental que tenemos con la vieja política Y después está la infraestructura común. Sin un estado eficiente no hay trabajo. Por eso otro de nuestros ejes es ese.

Tenemos que jugarnos para refundar el Estado, sus estructuras, su cercanía con la gente, sus objetivos humanos. Sin empatía no hay Estado. Y fijate que el marketing es lo contrario a la empatía

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¿Pero qué es la infraestructura común?

La infraestructura común es el Estado invirtiendo en forma inteligente y simple para que todas las personas tengan mejores condiciones para trabajar, para vivir, para cuidarse. No es sólo hacer rutas o caminos o puentes, es pensar en necesidades puntuales. Además de la cuestión estructural del funcionamiento del estado existe una red de espacios públicos no estatales que nosotros necesitamos potenciar. Clubes de barrio, centros culturales, espacios para mayores, asociaciones. Eso implica ser más simples, más austeros, pensar en los proyectos de toda la gente que la pelea día a día y de pronto ve un puente fastuoso pero no tiene plata para imprimir un currículum para buscar un trabajo. Te doy el ejemplo de las bibliotecas. ¿Cómo puede ser que las bibliotecas de la Ciudad estén tan poco equipadas, que no funcionen como espacios de trabajo, de reunión, de solución de necesidades cotidianas? ¿Cómo puede ser que los centros de atención a las personas en situación de calle separen a las familias? ¿Cómo puede ser que se hayan construido mil torres y haya escuelas donde los chicos pasan frío y jardines sin vacantes? ¿Cómo puede ser que no haya una banca pública para que los inquilinos puedan acceder a una vivienda acorde a sus ingresos? Cosas como esas hay miles.

¿Irías en una fórmula peronista? ¿Unidad hasta que duela?

Te repito lo de antes: soy una persona de convicciones, no un dogmático. Por ahora recorro la ciudad y tengo un equipo impresionante que se prepara para gobernar. Y sueño con que el neoliberalismo termine de una buena vez. Nos hicieron mal. 

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Comentarios

  1. LUIGGI PEES

    el 24/05/2019

    Muy interesante. Es joven, puede ser un dirigente político más que interesante

  2. Matias

    el 07/06/2019

    Parece una persona de convicciones y muy capaz. Celebro que se haya plantado contra las SA en el fútbol y lamento que haya sido víctima de la mafia de Angelici y los vampiros que terminaron rapiñando la AFA. El decantamiento natural de ese proceso del famoso 38-38 se vio claramente en el proceso eliminatorio al Mundial pasado y en el fracaso en el mismo. Lamentablemente seguimos sin DT pero me estoy yendo a otro tema. Política y Ciudad de Buenos Aires: si es para sacar a Larreta, espero que el Peronismo con Recalde se unan con el equipo de Lammens y logremos hacer una unidad amplia para terminar con el neoliberalismo y solucionar los problemas de los vecinos y las vecinas. Y que el MACROESTADIO de Villa Crespo no se inaugure NUNCA porque nos caga la vida a los vecinos del barrio bohemio.
    De todos modos desconfío de Lammens en el sentido de que nunca se sentó a tomar un café con CFK y ahora al toqué salió a sentarse con Alberto Fernández… El tiempo dirá.
    En fin… Veremos qué sucede.

  3. julio salinardi

    el 19/06/2019

    Como simpatizante de San Lorenzo me da mucha satisfacción y alegría que Matías Lammens sea presidente de mi club. Mucha claridad en las ideas, mucha convicción para defenderlas y un ejemplo práctico de eficacia y eficiencia en la labor diaria en función de las mismas. No hace falta estar en un 100% de acuerdo para valorar a un tipo. Excelente entrevista!!!

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