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04 de enero 2021

Tartu

¿POR QUÉ EL GOBIERNO LE HABLÓ AL IFE Y NO AL ATP?

Tiempo de lectura: 6 minutos

En la Panamericana, ora rumbo a Capital, ora rumbo al norte. En la General Paz, en dirección Autopistas del sol. En la Lugones, hacia Palermo. En la Illia, hacia la City. En todos esos puntos estratégicos se yerguen, imponentes, gigantografías que pagó la interminable pauta estatal. Lo curioso es que todas y cada una son referidas a la acción que tomó el gobierno para morigerar los efectos de la cuarentena y la supresión de la actividad económica. Son todos carteles, que a merced del sol, la lluvia y el viento nos tiran un número que funciona como password.

8.970.000 son las personas que han recibido 3 cuotas del IFE, el ingreso familiar de emergencia de 10.000 pesos, que permitió llenar aunque sea 5 changuitos de alimentos durante el aislamiento. En las fotos de 14 x 18 metros, a 25 metros del suelo, se puede ver a una familia que bien podría estar en un reclame de panadería de masa madre de Belgrano; una señora que, bajo un barbijo blanco, uno podría estar seguro que es Elba, la ganadora del primer Masterchef o en todo caso su hermana gemela. Es curioso que en esas venas abiertas de asfalto latinoamericano, donde circulan camionetas 4×4 que jamás pisaron no ya el barro sino siquiera la tierra húmeda; digo, en esa particular geografía donde se le da todo el poder a Waze para evitar un piquete de los combativos sindicatos a la altura de la Kraft en Pacheco: digo, en ese territorio se le recuerda a los pudientes que el gobierno nacional se ocupó y se ocupará de los desposeídos sin recordarles que el mismo gobierno nacional también ayudó y sigue ayudando a miles de empresas a pagar los sueldos con el programa ATP, la asistencia de emergencia de Trabajo y Producción que han recibido desde hoteles y bares hasta Techint y Viacom.

Para que quede claro, es muy probable que la abogada corporativa de Polka que recorre la Panamericana rumbo a Don Torcuato en su petitero Fiat 500 esté siendo tan rescatada por el gobierno nacional como el tatuador que espera el 28 cartel Ciudad Universitaria sobre el puente de Beiró y General Paz. Pero el gobierno solo le habla al IFE y no al ATP. De hecho, aunque el ATP tenga más profundidad y duración que el IFE, la administración de Alberto Fernández solo le habla a los recipientes del ingreso familiar de emergencia e ignora a los que pueden mantener sus ingresos y la dignidad del trabajo registrado gracias al dinero que la ANSES deposita en forma de ATP. Repito, el gobierno solo le habla al IFE y no al ATP, en un error de política de comunicación que es tan grave que se transformó en un error de gestión de políticas públicas.

es muy probable que la abogada corporativa de Pol-ka que recorre la Panamericana rumbo a Don Torcuato en su petitero Fiat 500 esté siendo tan rescatada por el gobierno como el tatuador que espera el 28 sobre el puente de Beiró y General Paz

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El error de hablarle sólo al IFE y no al ATP está inscripto en dislates menores como recibir a la bombshell Liz Solari y sacarse una foto reprobando un proyecto que su gobierno auspicia. Es que Alberto a nadie le dice que no. Es el Satánico Doctor Sí. Le dice sí amigo Hector a Magnetto, le dice sí a Paolo Rocca, le dice sí a expropiar Vicentín, le dice sí a Sobredosis de TV, le dice sí a Guzmán para bajar las jubilaciones, le dice sí a Cristina para bajarlas un poco menos, le dice sí a los intendentes para permitirles otra reelección, le dice sí a La Cámpora para hablarle al IFE y no al ATP, le dice sí a Persicco, que sus helados son más ricos que los de Volta y cuando Persicco le dice “Ojo que son de mi familia”, Alberto le dice: sí, los de Volta son muy ricos también.

Es el Satánico Doctor Sí. Es que Alberto no tiene ningún incentivo en decir que no. Producen ternura los esfuerzos de la patria periodística para hacer pelear en medio del ring a Cristina con Alberto. Fernández no tiene ningún interés en romper con Fernández. Así llegó a presidente en la boleta y a jefe de asesores de Presidencia en la diaria. Diciendo que sí a Cristina. Diciendo que sí a Máximo, que, dos días antes del gambito de dama que permitió a su madre ganar las elecciones a Mauricio Macri, le preguntó a Alberto que le gustaría ser en un eventual gobierno cristinista. “Embajador en España”, dijo Fernández, un enamorado del lifestyle ibérico de vivir de tapas. Y con aliciente de que esos bocadillos los paga otro. Es la misma onda de Julio Cleto Cobos, que en su momento más refulgente, cuando volteó la resolución 125 de Martin Losteau, en lugar de renunciar y asumir su destino de líder opositor, dijo que se quedaba en la nomenklatura por la obra social.

Vienen tiempos de elegir a qué se le dice que sí y a qué se le dice que no. Hay un contrato no ya con el electorado sino con la ciudadanía que merece ser auscultado bien de cerca, no con diagnóstico remoto. El relato albertista sigue siendo proveer igualitarismo taponando la movilidad social ascendente. La Argentina del IFE o la Argentina del ATP cuando debiera ser Y, como pide el maestro de unas largas Gilles Deleuze.

Hay un contrato no ya con el electorado sino con la ciudadanía que merece ser auscultado bien de cerca, no con diagnóstico remoto

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El ATP pagó los sueldos de 233.000 pymes en Provincia de Buenos Aires, alcanzó al 65% de los empleadores de ciudad de Buenos Aires y casi a 2 millones de personas en la nación. Un universo enorme de ayuda del Estado. Porque la gestión requirió IFE y ATP. Porque pensar en una dicotomía IFE o ATP es parte del empate hegemónico que nos impide crecer desde hace 10 años. No se pueden sacar los planes pero tampoco proponerlos como una forma de vida. Es una utopía hoy por hoy pensar en que nuestras clases medias puedan vivir el rush de los 70 cuando se vendían tantos autos 0km en las concesionarias que la gente los compraba incompletos, sin paragolpes o rueda de auxilio o limpiaparabrisas o alfombras interiores o antena de la radio. ¿Se entiende? En dos generaciones pasamos de saquear concesionarias de 0km a evitar saqueos repartiendo plata del Estanciero.

Cristina es la figura más importante del gobierno no porque fuere la Presidenta de la Tercera Sección Electoral, lo es porque tiene un ascendiente divino sobre los mandatarios en cualquiera de sus niveles. Es la regisseur. Es la que decide la puesta en escena, por eso se queja cuando el ballet que tiene a cargo baila chueco. El contrato que fantasea reactivar Cristina es el de los años hermosos de Néstor. Un acuerdo que nadie verbaliza pero permitió hojas de almanaque virtuoso desde 2003 hasta 2012. 2012 es un blockbuster de Hollywood que cuenta cómo se acaba el mundo con tsunamis en el Himalaya como non plus ultra de lo impensado. En Argentina en 2012 también se acabó un mundo cuando se obligó a la bancarización compulsiva hasta de los consumos comerciales más nimios. El comercio, a resultas de la intrusión de la AFIP hasta tickets de paquetes de figuritas de Dragon Ball Z, hizo que cayera la venta hasta 2014, año en que con la devaluación de verano de Alec (así le decía Guillermo Moreno) Kiciloff, el contrato K murió de causas naturales. En La Plata, Cristina habló de plata. Tiene en su memoria emotiva el combo de sueldos y jubilaciones que acompañan a la inflación, posibilidad de ahorrar (pocos) dólares y tarifas baratas. Sabe que Dilma Rouseff empezó a despedirse del poder después de habilitar un aumento de tarifas en el transporte, al igual que le sucedió a Sebastián Pinera en Chile o a Martín Vizcarra en Perú.

Una vez, en la campaña 2015, a Cristina le mostraron un video de un focus group. Discutían a Randazzo, a Massa, a Macri, discutían el precio de las cosas, discutían de cuánto vale producir la energía, discutían de la boleta de luz. Hasta que uno dijo: “No sé, yo toco la perilla y quiero luz”, inaugurando en esa mesa el derecho al consumo como derecho humano. La propensión del gobierno a hacer plastilina su discurso según con qué medio dialoga  complica las cosas. A Página/12 le habla como página doce. A Canal 13 como el trece. A radio 10 como a la diez. En lo único que trata de distinguirse, se equivoca y a los ATP les habla de la IFE.

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Comentarios

  1. Rubén Argentino Gomez

    el 05/01/2021

    En serio en la Revista Panamá tenemos que leer lo que tiene para decir un chimentero, en serio?

    Yo pensé que este era un espacio para la reflexión intelectual, no Indiscreción es, mala mía.

    Los quise mucho, pero a partir de ahora, cancelados.

  2. Jean Luc Lagiard

    el 11/01/2021

    Suele no gustarme el comunicador, pero el contenido tiene base interesante para debatir/discutir/pensar. Y va mas allá de varias chicanas políticas a AF y CFK…

    ¿Qué le pasa a la comunicación del Gobierno, y en este caso, del Estado con las políticas públicas?

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