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21 de septiembre 2016

Agustín Cesio

Director ABC en Línea

¿YA EXISTE EL “VIDALISMO”?

Tiempo de lectura: 5 minutos

El gobierno de Mauricio Macri no ha podido ser definido, a nueve meses de haber asumido, de una forma lo más unívoca posible. Esto es, en parte, reflejo de la incertidumbre que existe en gran parte de la sociedad. Mientras tanto, el tablero de ajedrez político continúa su reconfiguración y llegamos al último trimestre del año fijando la atención en el siguiente turno electoral, en donde la disputa bonaerense será nacionalizada.

En ese suelo, la gobernadora es quien ostenta la imagen más alta. Pese a ser cien por ciento PRO, demuestra un estilo distinto al de su jefe político, cosa que dispara algunas preguntas. Si no es claro aún qué es el macrismo, ¿es correcto hablar de la existencia del vidalismo? Si nos inclinamos por la afirmativa, ¿es un subtipo del macrismo o algo más allá de él? Por último, ¿estamos ante una garantía de continuidad o ante una posible adaptación política cambiemista?

El primer interrogante no es arbitrario. Abundan ejemplos que permiten visualizar la diferencia de estilos. Interesan dos. El primero, el manejo del tarifazo que le causó a Macri su primer revés, al querer avanzar con la medida sin haber convocado a las correspondientes audiencias. Vidal las hizo en Mar del Plata bajo protestas que pasaron inadvertidas. El segundo, fue en el picado jugado en Olivos el día del amigo. “¿Así que ustedes andan regalando plata?”, ironizó el presidente ante el ministro de Economía de la Provincia, Hernán Lacunza, luego de que se anunciara la implementación del boleto estudiantil gratuito.

'¿Así que ustedes andan regalando plata?'

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A pesar de los matices y las chicanas, la relación entre el jefe de estado y la gobernadora es “simbiótica”, en palabras de un miembro del PRO bonaerense, integrante del equipo de campaña en 2015. “Ahora cada gabinete toma una identidad propia”, complejizó. Aunque la misma Vidal (conocedora al pie de la letra de una suerte de Manual del Macri Ilustrado) es la primera en desalentar el armado de alguna línea interna, “algo de esto se da por su carisma y por las ambiciones de los que están abajo”, reconoce el macrista. Con esto, se puede afirmar que el vidalismo existe en un sentido material antes que formal.

Ezequiel Spillman, en la reciente biografía titulada La otra hechicera, lo personifica. El periodista habla de “siete apóstoles de la gestión”: Federico Salvai, Edgardo Cenzón, Cristian Ritondo, Roberto Gigante, Julio Conte Grand, Santiago López Medrano y el mencionado Lacunza. Habría que agregar dos más: Alex Campbell y Manuel Mosca. Cuatro de ellos (Ritondo, Salvai, López Medrano y Campbell) provienen o se identifican con el peronismo.

Con respecto a la segunda pregunta, otro bonaerense, armador de un sector del radicalismo que busca que aquel partido estreche lazos con el PRO, sostiene que es “suicida” pensar en el vidalismo como un macrismo sin Macri. “Aunque no se lo vea con la capacidad física para ser presidente por más de un mandato, ella juega a que a él le vaya bien”, sentencia.

la relación entre el jefe de estado y la gobernadora es 'simbiótica'

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“Scioli les dejó a María Eugenia y su equipo una provincia fundida. A pesar de esto, arrancan una construcción a la que le imprimen su sello: cooptan sciolistas y los dejan en el gobierno; encuentran en Massa un socio político al que le dejan la Cámara de Diputados; eligen qué batallas dar (con el negocio del juego y con la reforma de la Bonaerense); y se arman una agenda social antes que el gobierno nacional”, enumera matizando su observación anterior.

El armado de la pata peronista es un indicador de la especificidad de Cambiemos en suelo bonaerense. Esta misión fue encomendada a Joaquín de la Torre, quien se pliega al trabajo que ya venían realizando Salvai y Campbell. Sin embargo no son los únicos embarcados en esto. Sebastián García de Luca, viceministro del Interior y hombre de Emilio Monzó, comenzó a caminar el conurbano para ampliar la base macrista, no vidalista.

Por esa misma razón resulta apropiado pensar que en la provincia de Buenos Aires (donde recientemente Vidal y Marcos Peña lanzaron la mesa política) cohabitan distintas versiones del macrismo que se disputan el predominio político. “En todos los distritos vas a ver gente que responde a María Eugenia y gente que responde a Emilio, aunque hoy está raleado dentro del partido”, comentó el citado militante PRO. Miran de reojo la disputa antedicha Frigerio y Jorge Macri. ¿Se obtienen resultados? Al momento pocos.

en la provincia de Buenos Aires cohabitan distintas versiones del macrismo

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Además del hoy ministro de Producción, se incorporaron los intendentes Carlos Berterret (Coronel Pringles), Ismael Passaglia (San Nicolás, aunque no se formalizó es algo de hecho), y Hernán Bertellys (Azul). La peculiaridad del azuleño es que su pase fue del FpV al vidalismo, sin escalas. “Bertellys dijo que iba a traer obras porque era amigo de Scioli y Aníbal. Cuando asumió vio la calamidad que dejó Inza. Necesitaba un paraguas y estos tipos fueron inteligentes, supieron atraerlo y contenerlo. El pase fue pragmatismo puro”, relató una concejal del FpV de aquel distrito.

Razones prácticas de los jefes comunales hacen prever otros pases. “Entiendo que está avanzado un acuerdo con algunos, como por ejemplo Ishii, para que no acompañen ningún proyecto del peronismo apostando al vecinalismo. De resultar, sería algo muy importante. Podemos asegurarnos en José C. Paz cien mil votos”, deslizó el hombre del radicalismo.

Llegamos al último interrogante. Existe el vidalismo, y lo hace como uno de los armados de facto del macrismo. ¿Es algo que determina la continuidad del proyecto macrista o permite imaginar, por el contrario, un macrismo después de Macri? Sacando a relucir su condición de mejor alumna del presidente, la gobernadora comentó días atrás una conversación entre ambos, en una reunión con la cúpula macrista en La Plata, acerca de la planta de bambú.

su alta imagen podría funcionar nuevamente como la carta ganadora

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“Durante los primeros años no germina sino que crece hacia abajo, haciendo expandir sus raíces. Luego el árbol se desarrolla y crece. Macri usó al bambú como símbolo de su gestión y a María Eugenia le encantó pensar su espacio como una semilla” escribió Lucía Aisicoff en la revista Paco, preguntándose si el vidalismo no implica la posibilidad de pensar un postmacrismo. Por el contrario, se constata dentro del oficialismo el hecho de que Vidal no deja de crecer, y así como su batacazo frente a Aníbal fue definitivo para la consagración de Macri, su alta imagen podría funcionar nuevamente como la carta ganadora en otro test frente al peronismo, sobre todo si se tiene en cuenta la caída del presidente en el conurbano, la madre de todas las batallas.

No pocos se preguntan si Cambiemos representa, en términos políticos, un ingreso al siglo XXI. No pocos ven en el elenco gobernante una nueva derecha con sensibilidad social, con la ex vicejefa de Gobierno porteña como arquetipo. La respuesta a todo esto excede el contenido de este texto. Sin embargo, es interesante sugerir que el neologismo está determinado, en última instancia, por la economía. ¿Esta certeza no forma parte de la hoja de ruta de Vidal? Otra batalla que eligió dar es la recuperación del Fondo del Conurbano; cuenta para ello con un apoyo desde todos los sectores políticos (bonaerense), sin fisuras.

Es palpable el descontento con el gobierno de gran parte de la sociedad (lo reflejan las movilizaciones), aunque por otro lado no se percibe que se haya sobrepasado un umbral de tolerancia. Se perdieron cien mil puestos de trabajo y no existen certezas sobre un repunte en la economía, aunque tampoco hay indicios de que la cosa vuelva a caer. Todo esto es relevante de cara a las elecciones de medio término, es lo que juzgará el electorado.

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Si es cierto que el vidalismo influye positivamente en el macrismo, ¿de qué manera influye lo segundo en lo primero? Si aceptamos que el gobierno bonaerense tiene su suerte atada a la del nacional, ¿no hay una tensión entre los (por el momento malos) cirujanos de Nación y los emparchadores de Provincia? “No lo sé. Para mí son lo mismo. Aunque ella no tiene bestias como Aranguren o Bullrich”, comparó la edil azuleña.

El último elemento a tener en cuenta son los peronismos. Actualmente se juega un partido de fútbol con un solo equipo en cancha. El otro, está en el vestuario, enfrascado en una discusión entre cristinistas, Esmeraldas, Fénix y massistas. Cuando encuentren un DT y un once inicial, la cancha se puede inclinar de otra manera. Habrá que esperar hasta entonces.

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