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21 de mayo 2020

Martín Navarro

Pertenece al Espacio Atahualpa, Usina del Pensamiento Agenda Argentina e integra la Mesa de Economía del Movimiento Evita.

EL CISNE DE LA OPORTUNIDAD

Tiempo de lectura: 6 minutos

A fines del 2019 el mundo comenzaría a tener las primeras noticias de un virus desconocido surgido en la sexta ciudad más poblada de China, Wuhan. Desde su aparición y su propagación por todo el planeta, el COVID-19 ha transformado lo que hasta fines del 2019 casi todos considerábamos una vida normal. En estos últimos meses la velocidad y la facilidad con la que se propagó el virus llevó a millones de personas a cambiar sus hábitos de manera radical.

El coronavirus es un duro golpe que ha impactado en el conjunto de las economías del mundo. La crisis de las hipotecas subprime del 2008, desatada por la comercialización en Estados Unidos de hipotecas basura, también generaron el riesgo de un colapso económico mundial. Pero el Covid-19 no se originó como una crisis financiera, ni como resultado de una mala política económica, ni por la crisis de un país. El covid19 es una crisis sanitaria que expuso la necesidad de contar con un Estado.

Del plan social al trabajo con derechos. Una propuesta que busca romper con una inercia de muchos años por parte de estas democracias

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Sin personas no hay economía posible

Los efectos de la cuarentena en pos de cuidar nuestra salud, ya deterioraron los tejidos de la economía popular y las empresas pymes.  Algunas industrias y comercios han logrado reconvertirse a través de la venta electrónica, pero esa excepcionalidad ha impedido que se paralicen las distintas cadenas productivas. El gobierno se propuso atender de manera urgente a las distintas problemáticas. Días atrás Alberto Fernández y Santiago Cafiero pudieron escuchar por parte de la UTEP (Unión de trabajadores de la Economía Popular) las dificultades de estos trabajadores. Poder agilizar aún más el envío de los recursos para la compra de alimentos y los que se envían directamente a los merenderos. Que se regule el precio y la venta de garrafas. Que se agilice la asistencia a las obras de viviendas, no solo para cubrir los salarios, además para poder garantizar con los municipios la seguridad de estas. Comenzar a prever de manera urgente la actualización de las obras y la regularización de cooperativas. Poder asistir a los clubes de barrios, entre otros pedidos. En síntesis, alimentos, trabajo, vivienda, instrumentos para garantizar el aislamiento comunitario y poder llegar con los elementos sanitarios que les den mayor protección a los trabajadores de la economía popular. El presidente sabe que el Estado debe ser más eficiente. El desarrollo de industrias y servicios de cercanía podrían ser un camino a soluciones posibles. Allí el Estado debe acompañar el desarrollo de estos trabajos con infraestructura, subsidios y la protección necesaria. Días después se juntaron con sindicatos y empresarios para pensar soluciones inmediatas y poder trazar algún plan de trabajo para el día después. Estas dos realidades, que sin dudas podrían incluir a las PyMEs, deberían ser pensadas en un plan integral que contemplen el desarrollo local.

¿Cómo hablar de Economía pensando soluciones para todos? Cuando el papa Francisco habla sobre cómo debe ser la economía, el sentido común de las sociedades modernas de esta época, se ponen tensas e incómodas.  En este momento de tanta incertidumbre algunos actores del poder económico han logrado esbozar que el problema es muy grande, pero aún se resisten a llevar a cabo los cambios que pudiesen evitar un colapso mundial. En una de sus últimas intervenciones, el papa Francisco nos dejó varias reflexiones sobre cómo abordar este momento, y nos decía: “todo nuestro pensamiento, nos guste o no nos guste, está estructurado en torno a la economía. Y eso no es bueno”. “En el mundo de las finanzas parece que es normal sacrificar”, haciendo referencia a muchos líderes mundiales y al lobby empresario que entienden que el virus debe seguir su curso sin resguardar a sus habitantes y sus economías. Es necesario y urgente que haya un acuerdo mundial para proteger a las economías de todos los países.

Administrando la crisis

Durante la campaña del 2019, Alberto Fernández, había pronunciado una frase de Albert Einstein muy elocuente –“Si uno repite una misma acción para un mismo problema, uno indefectiblemente vuelve a obtener el mismo resultado”. Necesitamos nuevas ideas para abordar mejores soluciones. Gildo Onorato, uno de los referentes de UTEP decía: “Lo que se está haciendo no es suficiente porque estamos ante una situación excepcional. Necesitamos imprimir más celeridad y una burocracia que no impida que lleguen las soluciones a tiempo”.

¿Argentina debe repensarse? ¿Debe ser este el momento para repensarnos como Estado?  Argentina necesariamente debe repensar esta economía concentrada y desigual. Es muy difícil poder proyectar lo que viene por delante sin tener en cuenta la deuda social, la pobreza estructural y el hambre. Poder reactivar, reconstruir o impulsar el desarrollo de la economía tendrá que atender en paralelo las muchas enfermedades crónicas que padece. Sufre de una pobreza estructural aguda y una fuerte lesión de hambruna. Una deuda social crónica acompañada por una deuda externa severa. Falta de desarrollo en la generación de dólares vía exportaciones con valor agregado. Una alta parálisis en la generación de trabajo y empleo. Una fuerte caída de los valores en el desarrollo de las economías regionales, entre otras dificultades. En síntesis, muchos problemas gravísimos y todos juntos.

Marcelo, capataz de obras de viviendas, y trabajador multi rubro me decía: “Cuesta que nos vean, que nos tengan en cuenta, que nos hagan parte de algo”

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Una Economía que promueva el empleo y el trabajo

El gobierno actual ni bien arrancó su gestión, propuso una de las políticas más innovadoras de los últimos años, transformar los planes sociales en trabajo y en darles a millones de trabajos los derechos correspondientes. Del plan social al trabajo con derechos. Una propuesta que busca romper con una inercia de muchos años por parte de estas democracias. Miles de trabajadores se encuentran bajo algún programa social, pero además deben realizar sus changas. La mirada de la secretaria que conduce Emilio Pérsico, tiene entre sus objetivos la reparación del tejido social, pero el foco principal es la transformación de este sector para potenciar su rol productivo. Además del reconocimiento como una economía que funciona, el acceso a recursos, créditos y subsidios, y a espacios de capacitación continua son otros pilares indispensables. El otro punto central es la integración con el mundo pyme, allí debe nacer una sociedad que logre construir un gran bloque económico. Este objetivo no solo debe continuar, sino qué deben pensarse nuevas formas legales y económicas que protejan e impulsen lo que demanda este nuevo escenario. Tanto la economía popular como el desarrollo pyme son vitales para el crecimiento de toda economía.  Algunos meses atrás escribía que los trabajadores de la economía popular saben muy bien cuáles son sus oportunidades. Poseen una habilidad propia de sus características para poder llegar donde el mercado tradicional no puede hacerlo. Tanto las pymes como la economía popular deben comprender que el éxito de ambas está en la cooperación mutua.

Es el Estado quien debe empujar la creación de trabajo y empleo. La construcción de barrios, plazas, playones deportivos, hospitales y escuelas, son obras de base e infraestructura fundamentales. En la actualidad hay un déficit de alrededor de 4 millones de viviendas. Tanto la economía popular como las pymes tienen una alta capacidad técnica para emplear u ocupar trabajadores en este rubro. En esta nueva realidad, los planes de viviendas e infraestructura deben contemplar los trabajos de cercanías. En paralelo, la agricultura familiar y los pequeños productores pueden ser parte de un nuevo esquema para el desarrollo de alimentos. Obtener productos alimenticios basados en la agroecología. Construir modelos de innovación sustentables cuidando el trabajo y el medio ambiente, son caminos inexorables. No solo es necesario buscar la soberanía alimentaria cuidando nuestra casa común. El mundo también requerirá de alimentos, y es muy necesario ir preparándonos para poder cumplir esa demanda.

En síntesis, muchos problemas gravísimos y todos juntos

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El Cisne de la oportunidad

Una teoría presenta a estos eventos denominados “Cisnes Negros” por el daño económico que pueden producir en cualquier momento de manera vertiginosa. Eventos difíciles de predecir u ocultos de tal manera que generan efectos devastadores y de gran escala. Decíamos que la Argentina y el mundo han cambiado. Por lo tanto, es necesario que nos pongamos a pensar en nuevas formas de desarrollo y las capacidades del Estado. Marcelo, capataz de obras de viviendas, y trabajador multi rubro me decía: “Cuesta que nos vean, que nos tengan en cuenta, que nos hagan parte de algo”. Es ahí donde reside la primera transformación del Estado.  

Vivimos un momento de mucha incertidumbre. Debemos transformar este Cisne Negro en el Cisne de la oportunidad. Tal vez esta, sea la mejor manera de prepararnos para acotar lo más posible estos eventos complejos. Es el momento de construir sistemas solidarios e integradores, que le dan robustez a nuestras economías para que vayan adquiriendo herramientas necesarias para enfrentar o evitar este tipo de sucesos. Es imperioso pensar nuevos esquemas que prioricen el desarrollo de sociedades igualitarias. ¿Con qué contamos? Con un presidente decidido a construir un país que rompa la lógica de la desigualdad.

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