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MADAME LA MAIRE

Tiempo de lectura: 8 minutos

El 15 y el 22 de marzo tendrán lugar las elecciones para elegir al alcalde de París. Según varios medios locales e internacionales, la actual alcaldesa, Anne Hidalgo, lidera los sondeos desde una plataforma electoral con un discurso ecologista e integrador, en el que se destacan algunas ideas audaces y muy innovadoras sobre el futuro de la vida en las ciudades.

Primera alcaldesa de la historia de la Marie de Paris  –en el cargo desde 2014- AH nació en España pero hizo su carrera en la política francesa: europea y cosmopolita, se ha vuelto una experta en incomodar a la rancia gauche   caviar parisina cuestionando varios fundamentos urbanos burgueses y renovando la agenda progresista y ecologista gracias una amplia coalición de izquierda y verdes.

La Baronesa

Incluso después del debate de las 35 horas laborales por semana -prometidas en 2002 en medio de una crisis laboral y económica- a los parisinos les cuesta escaparse de la monotonía del Métro, Boulot, Dodo: expresión francesa “de casa al trabajo y del trabajo a casa”, adoptada como bandera contra la monotonía y status quo de la vida urbana durante las manifestaciones de mayo del ´68. 

Entre aquel debate y el 2020, las dinámicas de las grandes ciudades se transformaron, el fin del viaje pendular como modo de vida se convirtió en un uso del tiempo y el espacio más fragmentado en el marco de una economía cambiante.

AH se ha vuelto una experta en incomodar a la rancia gauche caviar parisina cuestionando varios fundamentos urbanos burgueses y renovando la agenda progresista y ecologista gracias una amplia coalición de izquierda y verdes.

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Ahora, AH promete consolidar en París pequeñas aldeas urbanas a no más de 15 minutos de distancia a pie o en bicicleta. Es el fin de los eternos viajes en subte o tren para ir a trabajar, estudiar o comprar la baguette  diaria: la ciudad debe convertirse en un gran parque de atracciones donde cualquier traslado puede vivirse como un goce permanente de la liberté, disfrutando el paisaje, la arquitectura o las vidrieras, parar y sentarse a tomar un café, buscar a los chicos de la escuela y volver a casa pasando por alguna zona de juegos.

Desde las transformaciones del Barón Haussmann bajo la tutela de Napoleón III durante la segunda mitad del siglo XIX hasta Les Grands Projets  de Mitterrand en las últimas décadas del siglo XX, París tiene una sólida tradición de reconversiones urbanas. Hoy, AH podría redoblar la apuesta y convertirse en algo así como la baronesa del siglo XXI cuando peatonalice todos los boulevards, convierta la ciudad en “100% para la bici” y priorice en las comunas centrales a los peatones y la movilidad suave, según sus propias declaraciones.

Aquella primera, notable, y vertical intervención urbana haussmaniana al ritmo de la revolución industrial,de marcado corte higienista, tenía un sesgo eminentemente masculino: anchos corredores para ver y ser visto, movilizar tropas y dispositivos de control a toda velocidad y para renovar tanto el espacio social como la forma del espacio productivo en la ciudad, que como muchas otras en esa época, se diseñó desde la perspectiva de varones en edad productiva y plenitud física.

Desde las transformaciones del Barón Haussmann bajo la tutela de Napoleón III durante la segunda mitad del siglo XIX hasta Les Grands Projets de Mitterrand en las últimas décadas del siglo XX, París tiene una sólida tradición de reconversiones urbanas.

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No sorprende que sea una mujer la que proponga una ciudad más cercana, más amable, más lenta y de recorridos zigzagueantes, acompañada de niños, cargando bolsas de compras y con la necesidad de integrar su trabajo con tareas de cuidado. Las nuevas transformaciones buscan adaptarse también a las necesidades productivas del siglo XXI en una economía más colaborativa y orientada a las experiencias. El freelancer  trabaja en el café o en la oficina, las reuniones se pueden hacer por Skype y los levantes a través de Tinder: la ciudad del futuro tiene nuevas necesidades, modos de uso, y espacios.

Este desafío promete que la gente, si quiere,podrá viajar menos tiempo. Además, gracias al proyecto del Grand Paris, cada conurbano, cada ciudad satélite, tendrá su París: su escuela, su parque, sus callecitas comerciales, sus oficinas y sus viviendas, todo junto, todo mezclado, un mix de usos cerca de innovadoras estaciones de tren, lieux de vie   barriales capaces de conectarse a las otras “aldeas” sin necesidad de pasar por el gran centro; algo así como el combo completo del Transport Oriented Development   (TOD), el desarrollo urbano orientado y guiado por el transporte ( y no al contrario).

Paris en commun

París inició hace décadas un proceso de priorización de la movilidad sustentable, favoreciendo a los peatones y las bicicletas. Esta reconfiguración urbana obligó a diseñar sigilosamente embotellamientos que obligaron a bajarse del auto para que la égalité  ciudadana se corporice porque “el país desarrollado no es aquel donde el pobre tiene auto, sino aquel donde el rico usa el transporte público”.

AH ha librado cada día de su gestión una batalla virulenta e inaudita contra los autos. No es ecologismo puro, sino la comprensión práctica del hecho de que cuando más espacio para vehículos construyamos, más vehículos vamos a tener: los espacios vacíos pavimentados están para llenarse, tesis confirmada sin cesar en muchas de las grandes ciudades norteamericanas.

Recientemente, en el último Consejo de la Movilidad de París, Hidalgo declaró la intención de reconfigurar la autopista de circunvalación de París con un programa en el que se destacan el descenso de la velocidad máxima y la priorización de carriles para vehículos compartidos, además de plantar la mayoría de los 170.000 árboles previstos (algunos más que Horacio), convirtiéndola en un verdadero cinturón verde y corredor bioambiental.

El problema se complejiza cuando entendemos que los autos no solo traen congestión, polución y ruido, por más que la industria nos trate de convencer con vehículos cada vez más chicos, no contaminantes e insonoros. Los autos impiden la integración: después de los golpes de Charlie Hebdo  Bataclan  no hay espacio para aislarse, no hay lugar para los guetos; la única manera de salvarse de la barbarie es conocer al otro y entender lo que quiere y necesita. A la ciudad cerrada y prescindente es obligatorio oponerle la idea de una ciudad porosa, relativa, abierta, que regenere la confianza y fraternité  a partir de sus espacios públicos, sus parques, sus monumentos y sus hitos urbanos, como la propuesta de aumentar la superficie peatonal y recreativa en 7 places  parisinas icónicas inspiradas en el exitoso rediseño de la emblemática Place de la République  inaugurada en 2013.

Al poco tiempo de asumir, AH lideró las negociaciones de la COP21 en París para luchar contra los efectos del cambio climático. Las demandas de los ciudadanos metropolitanos son globales, no importa en qué idioma se manifiesten; los vecinos del mundo piden: calles limpias, caminar seguros, espacios públicos gratuitos de calidad y vegetalizados, vivir tranquilos, pero poder festejar en las calles cuando la situación lo amerita, viviendas asequibles; en algunos títulos, los ingredientes de una vida urbana feliz.

después de los golpes de Charlie Hebdo y Bataclan no hay espacio para aislarse, no hay lugar para los guetos; la única manera de salvarse de la barbarie es conocer al otro y entender lo que quiere y necesita. A la ciudad cerrada y prescindente es obligatorio oponerle la idea de una ciudad porosa, relativa, abierta

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En el llamado al exitoso concurso de la primera edición de Réinventer Paris, Hidalgo convoca a equipos pluridisciplinarios de arquitectos, urbanistas, ingenieros, promotores inmobiliarios, artistas, diseñadores, agricultores y emprendedores para proponer proyectos multidimensionales en sitios específicos y así convencer que el abordaje holístico de sus desafíos es inevitable. En la puja por un espacio urbano finito menos autos significa mejores espacios públicos para más gente y mejor calidad de vida, más atracciones para atraer más turistas y una economía más pujante en un sector que genera muchos empleos, pero también mucha presión inmobiliaria sobre el costo de la vivienda de los parisinos, y a veces una pérdida del color local.

Vivienda Social vs. Vivienda Global

La sustentabilidad de la ciudad no sólo se basa en sus programas de movilidad limpia y espacios públicos,sino también en una búsqueda por armonizar las necesidades de una urbanización de 7 millones de habitantes con un flujo turístico incesante y continuas demandas de diversos grupos sociales y demográficos.

Desde la regulación de los alquileres a la potencial prohibición de Airbnb –con la promesa de un referéndum normativo este verano boreal- hasta los programas de vivienda social y los debates por la creación de un ente de transporte regional, el ecualizador de AH demuestra ser un artefacto complejo y sensible, que requiere un máximo cuidado para ser operado correctamente.

Más allá de las particularidades de las problemáticas locales, la irrupción de los gilets jaunes demostró que Francia no está exenta de conflictividad urbana en lo que refiere a la redistribución de la riqueza. En París en particular se visualizan más claros estos contrastes en las dificultades de acceso a la vivienda, profundizadas por un vendaval de turistas y de capitalistas con olor a petróleo. Es por eso que no sorprenden las promesas de AH de llevar al 25% la parte de vivienda social o subvencionada de la capital francesa, mientras asegura que a fin de este mandato que termina en marzo ya cumplen con más del 22%.

Desde la regulación de los alquileres a la potencial prohibición de Airbnb hasta los programas de vivienda social y los debates por la creación de un ente de transporte regional, el ecualizador de AH demuestra ser un artefacto complejo y sensible, que requiere un máximo cuidado para ser operado correctamente.

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Con otro paquete de medidas, se pretende presionar a todos los actores del sector (bajar costos de financiación, regular precios de venta, y limitar edificios y pisos vacíos) para reducir las inequidades. Ya no es cuestión de salir a construir inmensos edificios en zonas vacantes o marginales, poco conectadas, que se convierten en barrios cerrados de pobres, sino en recuperar el stock existente en zonas ya urbanizadas y con acceso al transporte y espacio público para reacondicionarlas y convertirlas en viviendas de calidad.

Los arquitectos Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal trabajan desde 2004 en la problemática habitacional y rescataron de sentencia de demolición a algunos edificios de vivienda social tipo monoblock construidos durante la precariedad y la urgencia de la postguerra. Si bien estas construcciones tenían condiciones inadecuadas, poco satisfactorias y estaban ubicadas en los confines de la ciudad convirtiéndose en guetos, estas imprimen una identidad y consolidan un lugar de pertenencia. Como pregonaba el poster promocional de La Haine, película francesa estrenada en 1995, “Jusqu’ici tout va bien”: 1995 es el punto de saturación de las tensiones sociales en los grandes conjuntos habitacionales de los suburbios de las grandes ciudades francesas, y ya nada estuvo bien después. Sin embargo, Vincent Cassel y sus amigotes del gueto nos muestran que los lazos de amistad y comunidad que se pueden formar en estos complejos son profundos e inspiran un valor a rescatar por quienes gestionan la ciudad.

Según Lacaton-Vassal estos edificios además conservaban una potencial calidad tanto en sus estructuras edilicias como en su ubicación. Con el tiempo (desde los ´50 y ´60 a principios de los 2000) habían pasado de ser periferia a centralidad. Ellos se propusieron actualizarlos en viviendas más abiertas, luminosas e integradas, diseñando departamentos más grandes y con jardines de invierno, acondicionados para las configuraciones familiares del siglo XXI, con espacios comunes para compartir actividades en relación a los espacios públicos urbanos. Una parte central de todos sus proyectos habitacionales en París y el resto de Francia fue trabajar con las comunidades locales y sus habitantes, las transformaciones de sus viviendas tenían que adecuarse a sus necesidades, sus costumbres, y al bien común.

Alcanzar las pretensiones danesas del índice de bienestar parece una utopía lejana cuando comparamos los 600.000 habitantes de Copenhague con la extensión, las densidades, y las complejidades parisinas. Pero lo inspirador en AH no es que París escale posiciones en los índices de The Economist Monocle, sino su coraje en dar batallas que interpelen la agenda urbana del Siglo XXI aspirando a un discutible bien común. ¿Quién necesita un auto en “Le Paris du ¼ Heure” si al recorrer su aldea (y un poco de Instagram) recorrerá el mundo?

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Comentarios

  1. Diego

    el 11/03/2020

    Genial

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