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10 de marzo 2020

Florencia Angilletta

SÍ A LAS MUJERES, SÍ A LA VIDA, SÍ AL ABORTO

Tiempo de lectura: 5 minutos

Imágenes, mensajes, saludos, risas, encuentros, militancias, territorios. Domingo y lunes recordamos el Día Internacional de la Mujer, ¿trabajadora? ¿Mujer trabajadora es un oxímoron? ¿Una redundancia? ¿Una “desocupada” acaso no trabaja? ¿Cómo se produce y reproduce la vida? ¿Qué es un paro? ¿Cómo se para al patriarcado? 8 de marzo de 1984, primer acto por el Día de la Mujer en la democracia alfonsinista. Es verano. En la Plaza Dos Congresos cientos de mujeres de distintas pertenencias se manifiestan por sus derechos. En primera fila se ven mayores, jóvenes, una empleada doméstica, militantes políticas, y hasta una niña. Sobre esta multitud, en las escalinatas de la Plaza, se recorta la figura de una mujer. Se trata de la feminista María Elena Oddone, quien se anima a caminar delante con una pancarta en la que se lee “No a la maternidad, sí al placer”. La fotografía es la tapa del clásico libro de Mabel Bellucci “Historia de una desobediencia”. Desde entonces, cada Día de la Mujer ha hojaldrado, cada vez más, esos lugares históricamente congelados entre mujer, madre y maternidad (la maternidad no es un instinto, como explica Élisabeth Badinter; en la maternidad también hay placer, como proponen, de forma pionera, muchas “feministas de la diferencia” como Luisa Muraro o Luce Irigaray).

El 2001 “parió” el kirchnerismo y el macrismo, y detrás de todo eso también hay un cuerpo. El de una mujer: Teresa Rodríguez, asesinada en Cutralcó, Neuquén. La política argentina desde el retorno democrático tiene rostro de mujeres –las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, las piqueteras en las puebladas del norte y el sur del país en los noventa, la primera presidenta electa y reelecta Cristina Fernández de Kirchner, la implosión del sujeto político feminista (lesbianas, travestis, trans, no binaries) en las calles sobre todo a partir de 2015 con “Ni Una Menos”, las trabajadoras de la economía popular–. La lista sigue, es incompleta y discutible: está viva. Rostros y lugares: una cultura política son sus plazas. Y nuestras plazas feministas son, fundamentalmente, una interpelación frente al Congreso. Aprendimos a tejer una genealogía del feminismo argentino en Avenida Rivadavia. Ahí puede verse, en acto, lo que la investigadora Catalina Trebisacce analiza sobre las transformaciones de los horizontes revolucionarios en agenda de derechos.

Rostros y lugares: una cultura política son sus plazas. Y nuestras plazas feministas son, fundamentalmente, una interpelación frente al Congreso. Aprendimos a tejer una genealogía del feminismo argentino en Avenida Rivadavia

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En la compleja y desafiante vinculación entre Estado y feminismos (¿puede un Estado ser feminista?, ¿qué acontece cuando lo instituyente es instituido?) este 8 y 9 de marzo de 2020 corta en dos nuestra historia: fuimos al Congreso con una zona de promesas. Este año será ley. Nuestra ciudadanía –ampliada desde 1983 con los hitos cívicos de la Ley de divorcio, ESI, matrimonio igualitario, identidad de género– permanece truncada mientras la posibilidad de abortar siga siendo un delito y una práctica clandestina. De las patas en la fuente a los pañuelos verdes en el Congreso: eso somos las argentinas. Aprieta el pecho ver a las pioneras, a las adolescentes que no fuimos. Agachar la cabeza frente a algo más grande que nosotras. Espectros de lucha: ayer también concentramos junto a la fibra sensible de tantas que lo hicieron posible (cuando el feminismo no llegaba a los medios masivos, cuando la palabra feminismo irritaba o incluso en las distancias entre feminismo y política, entre representación y representadas, entre no “declararse” feminista y vivir como tal). Y además: cuáles son los lugares de referencialidad y cómo son habitados; no hacemos política “de arriba hacia abajo”; la única forma de ser feminista no es imitar a Simone de Beauvoir. La revolución de nuestras genealogías.

¿puede un Estado ser feminista?, ¿qué acontece cuando lo instituyente es instituido?

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Con los últimos años de discusiones sobre la interrupción voluntaria del embarazo pueden mapearse en dos grandes núcleos los posicionamientos de los sectores en contra: un primer núcleo de argumentos se dirige a discutir la noción de “vida” pero otro segundo se organiza, de modo más o menos elíptico, a discutir las propias vidas de las personas que abortan. Las y los oradores que pasaron por el Congreso en 2018 han dicho, de modo literal, que muchas somos “destructoras de la familia”, “trolas”, “busconas del placer sin compromiso”, “bombacha floja”, “drogadictas”, “buenas siempre que queramos ser madres” y “enfermas psiquiátricas si abortamos”. Este loop de discusión nos recuerda lo que sabemos desde que las sobrevivientes de los centros clandestinos de detención volvieron de los campos (y no es casual que en este año histórico se haya reeditado el clásico “Putas y guerrilleras”, de Miriam Lewin y Olga Wornat): democracia también es que todas somos putas hasta que se demuestre lo contrario. De ese policlasismo ninguna está exenta. Del misterio de la vida, tampoco.

También es contundente que el feminismo está llegando a la fe. Homologar religión con oscurantismo, creencias con antiderechos es diluir los disimiles modos de producción, negociación y agencia que también muchas mujeres sostienen.

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“Sí a las mujeres, sí a la vida” es el lema de la convocatoria de la misa realizada el domingo en la Basílica de Luján (la misma que, apenas tres meses atrás, selló la foto entre el presidente entrante y el saliente, como signo del orden democrático que las feministas, también, sostenemos). Cuando en 2013 Jorge Bergoglio fue ungido Papa, varias temieron: “el aborto en la Argentina nunca va a ser ley”. Más allá de la postura histórica de la Iglesia (y de un sector fundamentalista que ejerce como “anti-derechos” mediante el hostigamiento, la manipulación de la información y hasta la mentira), es la primera vez que la Iglesia argentina organiza una convocatoria masiva para un 8 de marzo. Varios sacerdotes terminaron la bendición con un “aguanten las mujeres”. Son contundentes las fotos en las que se hablan de mujeres pero sólo se ven varones. También es contundente que el feminismo está llegando a la fe. Homologar religión con oscurantismo, creencias con antiderechos es diluir los disimiles modos –históricos y contingentes– de producción, negociación y agencia que también muchas mujeres sostienen. ¿Qué es la libertad? ¿Qué es desear? ¿Qué es el privilegio? ¿Quién es, en definitiva, la otra? La verdad es sinfónica. Así lo sostuvo el propio Alberto Fernández quien en el discurso de apertura de sesiones intercaló el saludo al Papa Francisco y su intervención respecto de la deuda y anunció, en el momento más celebrado, el envío de un proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo junto con políticas sociales para la maternidad en situación de vulnerabilidad –debería sumarse también la urgente revisión de los modos de guarda y adopción–. Un Estado que protege todas las vidas. Las ordinarias, las extraordinarias, las privilegiadas, las vulneradas. En estos días, por primera vez, un presidente enviará este proyecto. Es una ley, y es una revolución. Así lo muestran las fotos que vemos hoy. Aborto: es con todas, es con todos.

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Comentarios

  1. juan peres

    el 20/03/2020

    En tiempos de crisis como el que nos toca vivir, contamos con dos herramientas clave que pueden ayudar a mitigar los daños y a restablecer la confianza del público. En primer lugar, el diálogo social activo entre los trabajadores y los empleadores y sus representantes, es vital para fomentar la confianza del público y el apoyo a las medidas necesarias para superar esta crisis. En segundo lugar, las normas internacionales del trabajo proporcionan una base de probada eficacia para las respuestas de política que se centran en una recuperación sostenible y equitativa. Es necesario que en este difícil momento se haga todo loPensemos en nuestra familia, amigos, compañeros y personas queridas, y #QuédateEnCasa
    Aprendamos a disfrutar de cada minuto en el hogar, olvidándonos un poco de la agobiante rutina y pensando que TODO es por el bien del mundo entero. https://magazinedebut.com/ Seamos agradecidos con la vida #YoMeQuedoEnCasa posible para reducir al mínimo los perjuicios para las personas”, concluyó Ryder.

  2. ramon

    el 20/03/2020

    En tiempos de crisis como el que nos toca vivir, contamos con dos herramientas clave que pueden ayudar a mitigar los daños y a restablecer la confianza del público. En primer lugar, el diálogo social activo entre los trabajadores y los empleadores y sus representantes, es vital para fomentar la confianza del público y el apoyo a las medidas necesarias para superar esta crisis. En segundo lugar, las normas internacionales del trabajo proporcionan una base de probada eficacia para las respuestas de política que se centran en una recuperación sostenible y equitativa. Es necesario que en este difícil momento se haga todo loPensemos en nuestra familia, amigos, compañeros y personas queridas, y #QuédateEnCasa
    Aprendamos a disfrutar de cada minuto en el hogar, olvidándonos un poco de la agobiante rutina y pensando que TODO es por el bien del mundo entero. https://magazinedebut.com/ Seamos agradecidos con la vida #YoMeQuedoEnCasa posible para reducir al mínimo los perjuicios para las personas”, concluyó Ryder.

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